Quien se haya enfrentado a una búsqueda de empleo, habrá encontrado alguna vez entre los requisitos conceptos como «saber trabajar bajo presión» o «capacidad de hacer multitasking». Términos a los que los candidatos se intentaban adaptar para poder ser elegidos y demostrar sus amplias destrezas, pero con el tiempo se ha demostrado que esconden un gran coste para la salud mental de los trabajadores y para su desempeño profesional.
El primer coste es que la multitarea conlleva una pérdida de memoria y la capacidad para prestar atención y por ende en la productividad. Querer abarcar muchas tareas a la vez termina siendo contraproducente ya que la multitarea lo que haces es estresar nuestro cerebro.
De hecho, creemos hacer multitasking, pero lo que sucede es que las personas cambian continuamente de tareas durante el día, terminando totalmente agotados y estresados. Este continuo cambio de tareas hace que nuestro cerebro se adapte a esta for ma de trabajar, muy operativa, perdiendo capacidad de pensar profunda y creativamente. ¡Toda una catástrofe para profesionales del conocimiento! (lo que realmente somos).
Se ha demostrado que hoy en día el estrés laboral es una de las principales causas de consulta psicológica entre los profesionales. Por ello es necesario tomar medidas para trabajar bajo un esquema de organización de tareas y pendientes. Un sistema que te permita controlar tu ejecución evitando que nuestra atención salte constantemente de un lugar a otro.
Otro elemento importante es entender que a pesar de que llevamos un ritmo de vida que marcan la tecnología y las máquinas, no somos ordenadores, el ser humano no puede estar disponible 24 horas al día, ni siete días a la semana. Es fundamental establecer tiempo para descansar, como base para mantener una productividad en su nivel óptimo.
Una desventaja para los profesionales obligados a asumir muchas tareas y muy diversas es que aceptan un volumen de trabajo y unas responsabilidades que rara vez son reconocidas por la empresa.
Ser versátil puede resultar muy positivo para la empresa, ¿pero lo es realmente para el empleado? ¿Se les ofrece un puesto y una remuneración específica por este motivo?
Esta cualidad puede convertirse en un arma de doble filo, de forma que los empleados muy versátiles no consigan crecer profesionalmente, enfocar su carrera o llegar especializarse como deberían. Por ello, algunas empresas comienzan a cuestionarse estas dinámicas.
A pesar de estar en una tendencia a la baja, “la multitarea” aún está muy presente en ciertas áreas como el marketing o los puestos comerciales, donde se les exige saber un poco de todo para conseguir abarcar más aspectos del negocio. Pero en otros sectores no estaría tan justificado.
Las empresas ya no utilizan el término multitasking de forma mayoritaria y su concepto ha ido sufriendo un cambio de percepción con los años, ya que se ha demostrado que lleva asociado un nivel de estrés superior.
Una vez entendido el concepto de multitasking y las consecuencias del continuo cambio de tareas, las empresas deben enfocarse en otro tipo de habilidades profesionales relacionadas con el desenvolvimiento en entornos volátiles, complejos y de incertidumbre, como son la toma de desiciones asertiva, las comunicaciones focalizadas, el control de los distractores en nuestra ejecución, todos ellos enfocados en incrementar la productividad, la resiliencia y la actitud positiva ante las adversidades.
Pero igual de importante es interiorizar el descanso como algo irrenunciable y necesario para mantener esa productividad en un nivel óptimo.